EMM 004: La risa que sana el alma: Payasos de hospital y Clownpamento con Alba, Ciscu Margenat y Julie Pelicand

EMM 004: La risa que sana el alma: Payasos de hospital y Clownpamento con Alba, Ciscu Margenat y Julie Pelicand

 
Hola, bienvenidos a la Cuarta sesión de Experiencia en Magia. En el día de hoy la entrevista será a Julie Pelicand, Ciscu Margenat y contará con la especial colaboración de su pequeña hija Alba, que estará realizando algunos vitales aportes de tanto en tanto.
El tema de la entrevista de hoy trata sobre el interesantísimo trabajo que han estado desarrollando Julie y Ciscu mezclando la medicina y el arte del clown con proyectos sociales en hospitales, el desarrollo de los payasos de hospital y la creación del Clownpamento.
El Clownpamento un proyecto que si bien nació como un trabajo intensivo para el encuentro del clown, especialmente dedicado a actores y artistas, ha derivado lentamente en un proceso de conocimiento personal a través del encuentro con el payaso interno, lo lúdico y lo infantil que todos llevamos dentro.
Durante la entrevista ahondaremos en los detalles que los han llevado a juntar mundos tan disimules como los que he mencionado para generar una trabajo centrado en el servicio, la autoindagación e incluso la sanción interior.
La magia de este proceso de vida es evidente, hay cosas que he escuchado de Ciscu a lo largo de los años que me han tocado bastante y está totalmente alineado con los temas que nos convocan.

Notas de la Entrevista:

Para finalizar Quiero recordarte que si quieres apoyar el podcast y sus costos lo puedes hacer dejando una pequeña donación en la pagina de Patreon.com/premalilah y acceder a algunos de los contenidos exclusivos de la comunidad de patrocinadores de los proyectos de premalilah.
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Ciscu Margenat:

 

Ciscu o Francesc Margenat i Escobairó nace en Catalunya, España y ya A los 17 años empieza a trabajar profesionalmente como saltimbanqui con la compañía de teatro de calle Artristras Teatre de la Garriga. Para luego formarse como acróbata.
Es actor diplomado por la École Internationale de Théàtre Jacques Lecoq, en Francia. Se ha formado con el mismo maestro Jacques Lecoq y con profesores como Lassad Saïdi, Philippe Gaulier, Alain Goutré, Normand Taylor, Eric de Bond, Annie Fratellini.
Durante más de 15 años trabaja como actor, clown, acróbata y músico en diversas compañías de teatro y circo en Europa. Ha impartido talleres de clown en Grecia, Chile, Australia, Colombia, España, Bélgica, EEUU y Catalunya.
Se certifica como profesor de Yoga de la Risa con el Dr. Madan Kataria, en la India. Reside en Chile desde el año 2005 donde se formó y trabajó como pedagogo teatral en la escuela La Mancha y como payaso hospitalario con la compañía ClownCélulaRoja en Santiago de Chile. Vivenció el programa SAT I, II, III y IV con el Dr. Claudio Naranjo.
En el año 2009 dirigió la obra de teatro en clave de Clown «Brams o la Komedia de los Herrores», con gran éxito del público y de la crítica.
En el año 2011 crea la escuela itinerante de clown y creatividad «Clownpamento» y ya cuenta con ocho ediciones en Chile y una en Australia.
Actualmente vive y trabaja en el Valle de Aconcagua, Quinta Región, donde está implicado en diversos proyectos artísticos y sociales; como el proyecto “Cultura en mi Barrio” del Departamento de Cultura de la Ilustre Municipalidad de San Felipe. Es docente de la Universidad de Valparaiso, campus San Felipe. Junto con la Dra. Julie Pelicand imparten talleres de auto cuidado para empresas y organizaciones tanto públicas como privadas.

Julie Pelicand

 

Es Médico licenciada por la Universidad de París V, Francia. Tiene un Doctorado en ciencias de la salud pública (PhD) sobre el tema del “Autocuidado de los adolescentes con la diabetes tipo 1 y el apoyo familiar”. Es Consejera en educación del Paciente de la AJD (Ayuda Jóvenes Diabéticos de Francia). Es Miembro del Comité de Pilotaje de la Asociación Francesa de Clowns de Hospital “Le Rire Médecin”. Es también colaboradora de la Fundación de Investigación y Formación para la Educación de los Pacientes, en Suiza.
Fue docente en la Universidad Católica de Louvain (Bélgica), como también ha impartido diferentes cursos para los profesionales de la salud en Francia, Bélgica y Colombia.
Tras llegar a Chile comienza a trabajar con la Fundación de la diabetes juvenil de Chile y con el equipo de profesionales del Hospital Sotero del Rio en Santiago.
Se formó como titiritera con la Asociación de Títeres y Terapia, en París, para la utilización de los títeres como una mediación terapéutica entre juego y terapia.
Desde hace 10 años investiga los elementos comunes y específicos del Arte de Cuidar entre Artistas y Profesionales de la Salud.Empezó el camino del encuentro con su payasa en 2005, con los clowns de la Asociación Francesa de Clowns de Hospital “Le rire Médecin. Continuó su desarrollo con la compañía Nez à Nez en Francia, en la escuela Catastrophe en Belgica, y en los Clownpamentos con Ciscu Margenat.
Vivenció el Programa SAT I, III y IV del Dr. Claudio Naranjo, el proceso Hoffman en Chile y se formó al Yoga y a la Meditación de la risa (Certified Laughter Yoga Teacher por el Dr. Kataria’s School of Laughter Yoga).
Desde 2006 imparte seminarios sobre El Arte de Cuidar tanto para profesionales de la Salud como para Artistas (pintores, bailarines, magos, cuenta cuentos, titiriteros, músicos, payasos, actores…), en Bélgica, Francia, Chile y Australia, y desde 2012, es parte del equipo pedagógico del Clownpamento con Ciscu Margenat.
La danza rítmica del asombro… no en nosotros

La danza rítmica del asombro… no en nosotros

Si no tenemos un lenguaje para expresar lo que sentimos, lo que hacemos es encontrar una manera de hacerlo a nuestro modo, de expresar lo que sentimos con las formas que tenemos, los lenguajes que nos son accesibles.
Estaba buscando unos artículos que me inspiraran a escribir la entrada de esta semana y me tropecé con uno que hablaba sobre la espiritualidad y el asombro en los chimpancés.
El artículo se encontraba en la web de la doctora Jane Goodwall una eminencia del estudio de primates que ha ido desmantelando muchos de los conceptos que se han sostenido sobre el mundo animal y especialmente sobre los primates superiores.
La idea central del artículo giraba en torno a que se podían observar ciertos comportamientos en los chimpacés salvajes que hacían pensar que ellos también tenían momentos que se podrían entender como espirituales, al encontrarse con fenómenos naturales que los embargaban y conmocionaban intensamente. Específicamente se trataba de la experiencia en una cascada, donde iniciaban una danza extática de arrobamiento ante los sonidos y efectos del agua cayendo. La doctora Goodwall entonces concluía que si bien los animales no tenían los mismos códigos para expresar su emoción, y careciendo de herramientas para conceptualizar la experiencia, buscaban expresarse a través de movimientos, golpes y otras formas que les eran propias y que sin embargo aludían a algo similar a lo que nosotros sentimos cuando tenemos una experiencia de encuentro con la trascendencia.
El artículo incluía el video de la danza en cuestión captada para national geographic y mientras lo veía, recordé tres otros registros sobre los animales que hablaban de emociones y sensibilidad, donde en teoría no la habría.

Vacas saltando

Circuló hace algún tiempo el video de un grupo de vacas que habían sido liberadas de un criadero hacia campo abierto. Las vacas saltaban y brincaban de manera eufórica al salir. Cuando lo vi por primera vez, me pareció tan exagerado que le resté importancia, especialmente porque lo vi a la rápida y no me di cuenta bien de lo que estaban mostrando. Pero tiempo después vi otro video sobre una vaca que había sido curada de un problema en una pierna y una vez que pasó por todo el proceso de rehabilitación y la soltaron en una pradera hizo varios de los movimientos que vi en el primer video. Saltos, brincos, trotes… muy similar a nuestro propios bailes y saltos de euforia o alegría extrema.

Un abogado para los sin voz

En otra ocasión me encontré una charla TED sobre un abogado que lleva años intentando cambiar la ley de manera que los animales dejen de ser considerados objetos.
Este crucial cambio de status significaría la posibilidad de poder defenderlos a nivel legal y que no queden totalmente desprotegidos y expuestos a todo tipo de maltratos y crueldades.

El mundo secreto de las plantas

Hace muchos años atrás una prima me habló de este libro (La Vida Secreta De Las Plantas) como parte de las investigaciones que tuvo que hacer para la obra de teatro en la que estaba trabajando en ese momento.
El libro hablaba de investigaciones que se han realizado en torno a las plantas y que constatan su altísima capacidad perceptiva. Una de las historias que más me impresionó fue la del hombre que monitoreando a sus plantas pudo comprobar que ellas se «daban cuenta» del momento mismo en el que él tomaba el vuelo de regreso a su casa después de un viaje. Las variaciones de «alegría» eran notadas desde el instante en el que éste había tomado el camino de regreso, mucho antes de llegar a casa.

¿Cómo lidiar con la sensibilidad del mundo que nos rodea?

No es fácil integrar (enteder y absorber) que el mundo que nos rodea no es inerme, insensible o inerte. No es una objeto inanimado, sino todo lo contrario. Siente, percibe y se afecta por lo que hacemos.
La mayoría del tiempo, la vida, el tipo de vida que llevamos puede doler más de lo que estamos dispuestas/os a dejar entrar (a admitir).
Es muy común que prefiramos no saber, a enterarnos del dolor que nos rodea.
Y eso parte por integrar su sensibilidad, es decir entender que lo que esta a nuestro alrededor, es sensible, como lo somos nosotros.
Lo entiendo.
Entiendo que las personas no soporten exponerse a información sobre la cual sienten, no poder hacer nada.
Y luego, pienso que la maravilla del mundo está en su latencia, en su apertura, en su sensibilidad, en su delicadeza. Entonces que una de las consecuencia de no poder soportar la amplitud de la realidad es que cuando nos cerramos al dolor también nos cerramos a una buena parte de la maravilla y de la belleza. Y nosotros nos volvemos más opacos, más tristes, más insensibles.

Mi camino

Siempre que las personas me preguntan porqué dejé de comer carne, contesto con la verdad poco glamorosa de mis razones.
Me gustaba la carne y mucho. No me obligué a dejarla. No la dejé por sensibilidad al sufrimiento de otros seres. No era capaz de percibirlo y por mucho tiempo no fue un tema para mi.
Viaje a India, estuve en un Ashram por 1 mes y medio y dejé la carne. Fueron siempre procesos de meditación y terapia en los que pasé periodos sin comer carne los que me llevaron a dejarla. No fue físico. Simplemente no quise seguir comiendo.
Muchos años después, mucha meditación después, mucho yoga, mucha vida después simplemente me ha llevado a poder sentir y aguantar la idea de que los animales y las plantas y esencialmente todo, siente, de alguna manera, como yo.
Eso solo significa que evaluo mis desiciones con más cuidado.
Ni si quiera de manera ideal, pero al menos con bastante más cuidado.
Me pregunto las cosas.
¿Por qué acepto comer plantas y no animales?
¿Qué es lo que esta mal con la manera que hacemos las cosas?
¿Cuál es mi parte en ello?
¿Quiero o no participar?

La costumbre de no sentir

Hablando con unas amigas comentaba sobre la necesidad que tenemos de luz solar. De vitamina D y como la mejor manera de exponernos a ella es caminando en un bosque, porque las hojas filtran los rayos solares y ese filtro permite que absorbamos mejor la luz y sus propiedades.
Mis amigas se sonrieron conmigo.
Por que si lo piensas es tan lindo.
Es tan redondo.
Hay una amorosidad en la disposición natural del mundo. En su rudeza también, en su ritmo y en su expresión. En su vida y en su muerte, donde las cosas sí tienen sentido. Donde sí están ahí para algo más.
Y cerrarnos a ellas es como cerrar una enorme puerta a la realidad de la trascendencia presente en todo.
Solo darle espacio al sentido de lo que vivimos y hacemos puede hacernos soportar el dolor del mundo hoy y si lo podemos soportar podemos empezar a necesitar cambiarlo. En casa, en la intimidad, y en última instancia en todo momento en que decidimos interactuar con los demás.
«Y algún día, debemos darle algo de vuelta a los animales…»
EEM002: Desarrollo de aprendizaje, alimentación y síndromes en la temprana infancia con Adriana Vera

EEM002: Desarrollo de aprendizaje, alimentación y síndromes en la temprana infancia con Adriana Vera

 

 

Segundo Episodio de Experiencia en Magia. En esta sesión la entrevista es a Adriana Vera, Educadora con más de 27 años de experiencia, profesora de Yoga y formada en Mindfulness y con aprendizajes en Pedagogía Waldorf quién comentará sobre el impacto de la alimentación en trastornos de atención y aprendizaje, cómo afecta la tecnología al desarrollo de los niños y muchísimo más.

Temas, Autores y Expertos mencionados

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Lo que nos enseña el dormir a pata suelta sobre el sentido

Lo que nos enseña el dormir a pata suelta sobre el sentido

La pregunta es qué es lo que nos permite dormir tranquilos. Qué es lo que nos hace entrar al final del día al descanso con un animo de satisfacción y tranquilidad y si nos falta, qué es exactamente lo que nos falta. Este artículo tiene mucho que ver con la relación entre ansiedad, sentir que estamos perdiendo el tiempo, llevar una vida que no nos hace sentido y dormir mal. Recordando el dormir a pierna suelta de otros años, cuando la presión era menor, la reflexión es a como traer un tipo de vida que respete nuestra necesidad más pura respecto de la vida y cuanto espacio le damos a esa necesidad.
Algo estaba mirando hace un tiempo atrás, en la que había un personaje que hablaba de esa sensación de no tener idea de «qué se supone que debería estar haciendo en la vida». Le había tocado estar en la marginalidad, en el sentido de sentirse alguien ajeno a la vida, un poco aquí y un poco allá y básicamente transitando con la sensación de que nada de lo que hacía tenía mucho sentido.
Ya me acordé, era una entrevista a Jonnhy Depp, el adorado Capitan Sparrow (por mencionar solo uno de sus últimos personajes de culto popular). Comentaba el actor que hasta el nacimiento de su primera hija no había tenido idea del sentido de la vida. Solo entonces había exclamado, «aaah de esto se trataba». En la entrevista no mencionaba a qué exactamente se refería con esto, pero lo que más me llamó la atención fue esa manera de hacer referencia a la vida como de que nada tenía mucho sentido, de que todo estaba un poco de cabezas. No por nada hoy Depp encarna al sombrerero loco.
Pero ¿hasta que punto somos sombrereros locos nosotros también?
Hasta que punto vivimos cotidianamente con una sensación de sentido o sin sentido.

El camino trazado para la «tranquilidad»

 

 

Para algunas personas seguir la pauta de las etapas de la vida, tiene una estructura perfecta y natural. Eso es suficiente. Nacer, crecer, emparejarse, tener hijos, pulsar por mantenerse y prosperar y luego morir.
Para otros esa carrera queda anulada por que no tiene ningún sentido, por que la fortuna no lo ha querido permitir o simplemente por que nunca ha existido una completa comunión con esa estructura. El primer grupo históricamente ha tenido la suerte de albergarse a un esquema  que les ordena y efectivamente les tranquiliza, e incluso en algunos casos los hace genuinamente felices. Para otros muchos, es un camino mas rocoso de dudas que incluyen más vías y posibilidades que solo la línea recta.
La vida es así.
Lo cierto es que sea cual sea el caso, en cualquier camino por más recto que sea, aparece un pequeño o gran momento de reflexión sobre el sentido, ya sea al inicio, al medio o al final, cuando todo lo que nos queda es evaluar.
Esa reflexión en distintos momentos de la vida de si todo el esfuerzo ha tenido algún significado o importancia, es algo que oscila de tanto en tanto con un sentimiento apremiante en la vida de las personas.
Cuando digo esta frase, «dormir a pierna suelta»- que no se si es común en otros países de habla hispana-, me refiero a cuando una persona esta tan out, tan desconectada, tan profundamente dormida que está como desparramada sobre lo que sea, roncando y feliz. Hay muchas referencias de esta imagen, pero lo que se me viene es la sensación de los niños, como un/a niña/o que ha jugado todo el día y llega la hora de dormir y se queda dormida/o tratando de ponerse el pijama.
Es una sensación fantástica. Es sin duda una sensación de plenitud.
Por alguna razón, al crecer y dependiendo de cuál sea nuestro estilo de vida, se empieza a hacer cada vez más difícil entrar al sueño de esta manera.
Se entiende, está bien. No nos pasamos todo el día jugando, corriendo y saltando con absoluta y total intensidad, llorando, riendo y transitando por una gama infinita de emociones durante el día, por lo que claro, no terminamos totalmente exhaustas/os.
Cansadas/os sí. Movidas/os, sí, pero de esa sensación de cansancio físico y sentido profundo, no tan seguro.
Pero de lo que te quiero hablar no es del cansancio físico, sino de esa sensación que se tiene en la niñez como de haber cumplido con el día o quizás más aún, haber cumplido con el minuto. El todo por el todo a cada instante.
Quiero hacerte una pregunta. Y bueno, puede que sea una pregunta un poco incómoda, pero, créeme que es necesaria. Cuando te vas a dormir, ¿cuántas veces te vas a la cama sintiendo que tienes algo pendiente, que algo falta, que hay algo que no hiciste? Incluso ¿cuántas veces te vas a dormir con una sensación como de culpa?
Yo no se por qué. Hay muchas personas que se sienten culpables y no saben de qué ni por qué.
Hay personas que responsabilizan a la idea del pecado original y a la educación judeo-cristiana. Más allá de eso creo que es importante que si sentimos esto, nos demos el momento de identificar si es así y sacarnos ese peso de encima.

Una idea de dónde viene

 

 

Brene Brown, esta mujer a la que cito de tanto en tanto, hacía la distinción entre la culpa y la vergüenza, pensando la primera como el malestar, el arrepentimiento o el tormento de algo que hemos hecho y que sabemos está mal para nosotros. Mientras que la vergüenza es cuando sentimos que somos algo malo, que eso que esta equivocado es intrínseco a nuestra personalidad. La primera entonces, pertenece al mundo de las acciones y la segunda al de la identidad.
Dejemos la vergüenza a un lado por el momento porque es un tema suficientemente complejo por si solo (si quieres saber más puede escuchar esta entrevista fabulosa en inglés o ver su charla TED).
La culpa entonces es cuando sentimos que estamos actuando erróneamente o que hemos actuado en contra de nosotros mismos.
Dentro de esto, no hay nada que genere más desasosiego que sentir que estamos haciendo algo mal sin saber exactamente qué es.
Es como una mosca en la oreja que no deja de zumbar y no nos deja nunca en paz.
Si no puedes ver de qué se trata el problema, se hace muy difícil de acallar o echar a la mosca y lo que tratamos entonces, cuando no sabemos de dónde viene ni qué hacer con ella, es simplemente subir el volumen de la radio, el televisor, o hablar con personas, en otras palabras: distraernos.
Así sin saber, nos vamos pasando la vida, literalmente la vida entera, distraídas/os de nosotras/os mismas/os. Y ¿por qué? Porque hay algo que no sabemos bien qué es (porque estamos en otra cosa) que no nos permite relajarnos completamente y gozar.

Nuestro regalo

 

 

Mi maestra suele decir que la gran tragedia humana es el desperdicio del don que se nos ha dado.
Esto no quiere decir que sean menos importantes las matanzas, ni las guerras, ni las hambrunas, ni ese tipo de desastres, sino más bien que probablemente todas ellas se evitarían si el ser humano estuviera abocado a alcanzar su potencial, a honrar su don.
¿Por qué?
Nuestro don o regalo, sea cual sea (porque todas/os tenemos uno) esta íntimamente conectado con nuestro sentido de dicha, con nuestra plenitud y la sensación de sentido. Y esto es tan, pero tan importante que cuando las cosas son realmente demandantes o terribles, cuando las cosas se reducen a lo más básico y mínimo, es lo único que realmente nos hace vivir y prosperar.
En el libro El hombre en busca de sentido, el clásico de Viktor Frankl, se explica cómo es el sentido lo que en las peores circunstancias te mantiene con vida. El libro, si no lo has leído, trata de la experiencia que el autor tuvo en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial y las cosas que observó respecto del comportamiento humano en una situación tan brutal como esa.
Eventualemente desarrolló la Logoterapia, una forma de terapia psicológica que trabaja con el sentido y el lenguaje.
Entender que todas/os tenemos una necesidad de sentido es crucial. Y no se trata necesariamente de un sentido fuera de lo concreto como mucha gente piensa, no. Muchas veces ese sentido es simplemente una idea, un sentimiento, una persona, un sueño, incluso un odio que nos lleva más allá de nosotros y nuestra circunstancia.
Si carecemos de esto o si nuestro funcionar en el mundo es como el de marcar tarjeta, marcar el paso, dar simplemente cuenta de que el tiempo pasa, la vida se va volviendo un poquito más gris cada día. Y no, la vida no se trata de eso.
Pero para poder establecer esa conexión se requiere un enfoque, una mirada. Si solo hemos aprendido a mirar la pared, olvidando la ventana, se hace muy dificil ir a por las nubes. Si nadie nos ha dicho que es importante observarnos y conocernos de manera de poder darnos cuenta de cuando estamos frente a algo que nos importa, entonces se hace difícil.
Es extraordinariamente común que las personas se pregunten «pero, ¿qué debo hacer? ¿no sé qué hacer?» y luego les preguntes (como yo lo hago molestosamente en la consulta) ¿qué te gustaría? e incluso te respondan «no sé» y volver a molestarlas/os «¿pero, que harías si no hubiera ningun impedimento, si tuvieras tiempo, si tuvieras el dinero, si no te doliera hacerte esa pregunta?» y entonces, como niños, con mucha inocencia comienzan, «haría esto, me encanta esto otro y lo de más allá siempre he querido probarlo.»
Entonces yo me río, porque siempre sabemos.
Solo que no sabemos cómo escuchar.
Tengo la teoría de que esa sensación de culpa y desasosiego basal viene de que no actuamos en concordancia a nosotros mismos y rara vez lo sabemos. Que invertimos una enorme cantidad de tiempo en mirar a la pared, a lo que esta mal en vez de sanar las alas para poder ir a donde queremos.
Cada día que no enfocamos en algo diferente que la búsqueda de nuestra felicidad es como si estuvieramos actuando en contra de nosotros mismos, y solo esa sensación de desasosiego indiferenciada nos recordara que la atención debe estar puesta en otra cosa. En como poder contruir eso que para ti, tiene todo el sentido del mundo.
Que cosas debo hacer para empezar a dirigir mi atención hacia allá, si quieres saber cómo hacer un pequeño ejercicio de aclaración interna que te ayude a abrir este espacio, pide tu ejercicio aquí.
EEM002: Desarrollo de aprendizaje, alimentación y síndromes en la temprana infancia con Adriana Vera

EEM001: Lo que la numerología nos revela con Karamjot Carolina Jiménez

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Hola, este es el primer episodio del Podcast Experiencia en Magia.

En esta ocasión la entrevista es a Karamjot Carolina Jiménez, psicóloga, numeróloga e instructora de Kundalini Yoga detrás de Numeroscópica, un espacio de reflexión y profundización en la numerología y su incidencia en nuestras vidas.

En esta conversación ahondaremos en el proceso de aprendizaje que ha implicado la numerología para Carolina y el impacto que tiene esta disciplina en nuestro entramado energético.

Para encontrar más información sobre su trabajo y el curso que comenzará este 27 de Mayo, puedes ingresar a www.numeroscopica.com.

Salir de la Angustia I: entrar en la calma

Salir de la Angustia I: entrar en la calma

Hay veces en que se nos instala una sensación en el pecho, un peso o una opresión, lo sentimos de un momento a otro y no sabemos de donde ha salido, o aunque nos damos cuenta de su causa, no somos capaces de quitarlo de encima, de adentro. Considerando que llevo alrededor de 5 días con una sensación tal y portándome mal en la escritura del blog, me di cuenta cuan relevante era abordar esta desagradable sensación que tantas de nosotras/os llegamos a sentir cotidianamente.
 salir de la angustia

Primero darse cuenta de que algo está pasando

Tengo la costumbre de escuchar con mucha atención lo que me pasa, lo que siento. Esta capacidad de sentirme y mirarme me ha llevado a momentos de profunda introspección, pero también profunda angustia. Dependiendo de cuan centrada esta, de cuan ordenada esté, la misma capacidad de mirarme puede llevarme a lugares muy agradables o muy desagradables. Lo peor es cuando no puedes identificar con claridad qué es lo que te está ocasionando la sensación. Si no eres capaz de capear la ola, tienes que aprender a utilizar los medios a tu alcance para que la ola no te arrastre y termines deshecha en la playa con el traje de baño por cualquier parte y sintiendo que te vas a ahogar en la misma orilla del mar.
Si tu piensas que no tienes esa capacidad, quiero que lo pienses dos veces. Todas/os tenemos la capacidad de sentirnos, pero muchas veces y más comunmente de lo que debiera ser, las personas apagan esa función, consciente o inconscientemente. ¿Por qué? Básicamente por que sentir algo desagradable para lo que no encuentras solución inmediata o cercana, es para muchos, insoportable y prefieren por tanto distraerse o desconectarse.

Nuestras funciones de apagar el sistema

Hace muy poco leí un artículo maravilloso de Tara Brach, una psicóloga y profesora de Mindfulnes que ha sabido integrar la sabiduría de la meditación al espacio terapéutico. En el hablaba del caso de una paciente que había sido violada por su padre cuando pequeña.
El caso es detallado con total pertinencia describiendo como la chica estaba totalmente congelada emocional, física y socialmente al momento de entrar a la consulta.
A través de un trabajo terapéutico muy cauteloso Brach fue capaz de llevarla al momento en que ella había generado el mecanismo de protección para poder sobrevivir lo que estaba viviendo en su infancia.
Concretamente había anidado y encapsulado las emociones en ciertas partes de su cuerpo con la promesa de que algún día, cuando fuera otra vez seguro pudiera volverlas a sacar y sanar lo que había experimentado.
Esta experiencia le pudo hacer sentir que el hecho de haberse congelado en realidad había sido un acto más amoroso de una parte muy pura de ella misma que necesitaba ser protegida. Poco a poco, la que estaba encapsulado podía empezar a salir.
Sea cual sea la experiencia que estamos teniendo y especialmente cuando pasamos por procesos emocionales traumáticos o muy difíciles -activamos si no hay otra opción-, mecanismo que nos permitan seguir viviendo y funcionando.
El problema surge cuando una vez pasado el problema o la situación de peligro seguimos funcionando como si estuviéramos allí. Ese es el signo de que necesitamos darle más energía al tema y considerar hacer un proceso terapéutico más profundo. No es tan fácil salir del «modo emergencia», aunque no es imposible.
Por otra parte esto también se manifiesta respecto de hábitos de conducta, emocionales o físicos nocivos, que en última instancia nos pueden llegar a producir una profunda sensación de angustia.
Recuerdo cuando me encontré con esa charla de Tony Robbins en la que hablaba de que para entrar en un estado depresivo uno debía seguir un camino específico de rutinas y conductas emocionales y mentales. No era algo que se producía de la noche a la mañana, no es algo inmediato. Como cualquier otra cosa, como también lo hacen las enfermedades, tomamos una serie de pasos, decisiones y demás que nos llevan a un punto que podemos identificar como depresivo. Cada cual tiene su sistema. Todos creamos nuestros estados anímicos con un cocktail fantástico de pensamientos, acciones, situaciones que si pudiéramos agrupar secuencialmente, veríamos que se repiten de manera efectiva y precisa para producir también ciertos estados anímicos que podemos reconocer muy bien.
Algunos de esos caminos los conozco muy bien e incluso los puedo detener a tiempo, pero otros me caen encima como cachetazos rápidos y certeros que si no logro abordar a tiempo me dejan bastante rato con un mal sabor en la boca.
Ahora en este preciso momento me siento así. Pero también justo hoy logré identificar por que. Viví una situación durante el fin de semana que me dejo muy angustiada. Al día siguiente me distraje y la situación desapareció de mi vista, pero no la sensación. La sensación sigue conmigo.
Algo tengo que hacer con eso y mientras no lo haga estará allí molestándome como una mosca en el oído.
El poder de darse cuenta de qué es lo que te produce angustia, hacer algo al respecto y cambiar la dinámica es una de las mejores formas para liberar un tema, pero hay muchísimas veces que la ruta y la forma no queda tan clara y ahí es cuando podemos pasar días pasándolo mal y considerando seriamente apagar el sistema por completo o simplemente entrar en un espiral de distracción sin fin.
En esos casos es muuuuy bueno poder meditar.

Si la solución no está a la mano, hay que ir más lejos

Nuestra mente funciona la mayoría de los casos como una red de relaciones neuronales directas que mientras más transitadas, más reforzadas se encuentran.
Cuando se trata de mentalidades, es decir que tiendas por ejemplo a pensar que las causas de las cosas son siempre las mismas, tienes el problema de que rara vez te puedes liberar de una manera de pensar que siempre te lleva al mismo punto.
Necesitamos entonces algo que nos saque del camino, que nos permita pensar y más importante sentir desde otro angulo.
Visualiza tu cerebro como un vasto territorio. En él hay zonas donde hay mucho tránsito e igual que en el campo, cuando una ruta es transitada muchas veces, comienza a quedar una huella. Esa huella se vuelve más gruesa y marcada a medida que se vuelve más habitual y por supuesto cuando uno encuentra una huella en un lugar donde uno no sabe muy bien por donde ir, tiende a irse por ahí confiando en que el camino más transitado es el mejor o el más seguro.
No siempre es así.
Muchas veces necesitamos ir a ciertos lugares de nuestro cerebro para alcanzar soluciones que se encuentran muy alejados del mundo en el que habitamos normalmente. Cuando es así, entonces lo habitual no funciona y peor aún nos lleva de vuelta a lo mismo una y otra vez. Entonces como salir de la huella de comportamientos, emociones que tan cuidadosamente hemos trazado?
Si lo has intentado puedes saber con certeza que no es sencillo, que de hecho es bastante difícil desarticular un patrón de conducta al que estamos habituados a tal nivel que pensamos en él como si fuera parte de nuestra personalidad.
Los cierto es que eso no es más que un hábito y por suerte hay maneras muy eficaces de salir del mismo.
Ahora yo estoy terminando este articulo después de entender a que iba mi angustia, de tal modo que ya se como salir y de hecho está muchísimo mejor. Pero para hacerlo utilicé varias herramientas que me ayudaron a conectar con lo que no estaba viendo.
Ahora, quiero recalcar que generalmente lo que no vemos, no lo vemos porque es algo difícil o que nos duele. Si tenemos una sensación de sin salida respecto de un tema, tenderemos a huir en vez de quedarnos ahí, aceptar lo que estamos sintiendo y observar con mucha paciencia si no hay luz por ninguna parte.
Estando ahí, siempre, siempre hay algo de luz. Pero primero hay que estar ahí, y como dice Eckhart Tolle, no es una experiencia agradable, pero te traerá gran sabiduría.

La paradoja de salir

«La salida es hacia adentro»
 
Quiero darte algunas de las herramientas que yo ocupo. Las formas en las que yo salgo de ese lugar donde no quiero estar y en el que me he metido a mi misma. Tengo la firme idea de que cuando las cosas llegan a angustiarte es porque han pasado una serie de cosas antes que han tratado de advertirte que algo esta pasando y que tienes que mirar o abordar. Si no hacemos algo a tiempo la cosa va subiendo el volumen y se va poniendo cada vez más desagradable hasta que se vuelve insoportable. Lamentablemente, los seres humanos tendemos a no reaccionar a menos que las cosas se pongan realmente álgidas y entonces nos vemos forzados a observar lo que estamos viviendo.
Ideal sería darnos cuenta cuando las señales son más suavecitas, pero no siempre se puede.
Entonces. Cuando ya estamos ahí, es hora de entrar. Piénsalo como el océano. Nuestro estado alterado es como la superficie, llena de olas, movimiento, fuerza, descontrol en medio de la tormenta. Pero si nos hundimos en el agua, es todo calma y silencio. Esto no quiere decir sumirse una catatónica ausencia o estado de distancia con todo lo que nos rodea, sino más bien buscar internamente el punto de calma. Salir del camino y probar algo diferente.
En concreto estas son las cosas que hago yo, para salir del camino, meterme bajo el agua y encontrar el rayito de sol o el hilito que me gue de vuelta a la calma.
  1. Hablar con alguien que te de REALMENTE una visión distinta de las cosas: la clave es tener a alguien así en la vida. Alguien que encarne eso. Alguien que te de una perspectiva diferente y que puedas conversar en profundidad esa visión. Lo que debes evitar es hablar con alguien que reconfirme tu visión o que la haga más grave. Tienes a alguien así? Si no comienza a buscarlo. No tiene que ser alguien que veas comunmente, puede ser uno de esos amigos profundos y hermosos que vemos rara vez, pero que cuando lo hacemos, es fantástico. Integral el valor de alguien así en tu vida. Si no tienes esta posibilidad continúa con las otras.
  2. Escuchar a alguien que hable desde un punto de vista más sabio que el tuyo sobre distintos temas  y que pueda abrir tu mente: Mi intento es ir una vez al año a ver a mi Maestra, pero el resto del tiempo, escucho charlas, leo, o veo videos de otros maestros que han dejado su huella por donde los pueda pillar. También voy sesiones de meditación o encuentros esporádicos. Lo que sea que me mantenga conectada con ese punto de verdad y calma (dos satsang que veo con frecuencia es las de Eckhart Tolle, Mooji y Papa ji).
  3. Meditar: Hace tiempo que no te dejo una meditación, pero creo que amerita. Kundalini Yoga tiene maravillosas meditaciones para cambiar el estado mental. Aquí una de las que más me gustan.

 

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La preguntas: hacer que la realización nazca de adentro

La preguntas: hacer que la realización nazca de adentro

No se si he hablado de las preguntas.
La verdad es que no lo recuerdo. Pero como cada día se hace más evidente que las preguntas son la mejor manera de generar reflexión, he asumido que ya es hora de darles un espacio importante, porque seamos conscientes o no, las preguntas son como anzuelos a nuestra atención y si logramos hacer las adecuadas, pueden revelarnos todo tipo de cosas sorprendentes que nuestro radar haría pasar de alto.
Te ha pasado alguna vez que alguien te hace una pregunta y tu dices «nunca lo había pensado así», o, «si lo pones así, entonces claro». Recuerdo una vez hace varios años que estaba en un auto camino a una fiesta con un grupo de amigos. Íbamos, como no era raro en esa época, más personas de las que estaban pensadas para el auto, por lo que yo iba sentada sobre alguien con el que estaba discutiendo sobre música clásica, específicamente de barroco . Mi favorito siempre fue Bach, pero en ese minuto no se que fue exactamente lo que me dijo mi amigo sobre la música, y las teclas del piano, y la resonancia, que literalmente pude sentir como algo se abrió en mi cabeza. Lo sentí físicamente. Como cuando una se trona los dedos y algo se suelta, pero esta vez en mi cerebro. Y como me di cuenta (darse cuenta es fundamental para que se aprecie), me sentí feliz de que algo se hubiera abierto en mi gracias a lo que me dijo mi amigo (gracias Hugo).
Ahora.
Lo cierto es que no recuerdo ni remotamente que fue exactamente lo que me dijo -lo cual en definitiva no es tan importante-, pero si puedo recordar la sensación de que yo estuviera contemplando una posibilidad, una realidad, una dimensión que hasta ese minuto no había existido para mi.
Las preguntas hacen eso.
Lo hacen de una manera infinitamente más directa y simple. No por nada era el instrumento de reflexión y pedagogía favorito de Sócrates.

Pasar la pelota al otro lado de la cancha

Hace muy poco me encontré con un artículo en el cual una mujer comentaba los nuevos ejes educativos basados en los Proyectos Escolares.
Contaba como en el intento de concientizar sobre el tema de los eventos sociales cataclísmicos, como genocidios, dictaduras o estados de represión, que requerían una reflexión intensa y profunda,  hasta ese entonces siempre había tenido que optar por hacerles leer uno o dos libros icónicos sobre el tema.
Estos libros, que generalmente constituían un esfuerzo magno por parte de los alumnos, implicaban que en uno u otro momento siempre apareciera un alumno que pusiera la pregunta «¿por qué tenemos que leer este libro?». Ante lo cual la profesora salía con una respuesta estándar, estilo «para que estos hechos no se vuelvan a repetir».
Los alumnos pasivamente entendían el concepto de dicha importancia y la discusión quedaba hasta ahí. (Este dilema de querer hacer conciencia a las nuevas generaciones sobre eventos de horror pasados ha sido abordado de manera interesante en películas como la Ola).
Pero como siempre que queremos transmitir una idea desde afuera, existe una especie de frustración al observar que las grandes reflexiones que nos cambian la vida, no pueden ser impuestas. Deben nacer desde el interior, deben surgir de las personas como realizaciones propias.
En el artículo la profesora quería constatar el impacto que había empezado a producir la implementación de los proyectos escolares como método para la realización propia. Sin ya pedir la lectura obligada de los clásicos libros, la profesora simplemente, comenzó a hacer algo distinto:
«Cuando llego abril, cada estudiante de séptimo grado leyó una o más de las novelas de nuestra selección sobre adolescentes en el holocausto o en circunstancias históricas similares, y entonces se les pedía que consideraran las siguientes preguntas:
 
-Porque recordamos eventos cataclísmicos?
De qué manera recordamos instancias de violencia masiva?
Por qué estas historias deben ser contadas?
 
 
Lo sabía desde hace tiempo pero lo había olvidado, que lanzar preguntas en vez de respuestas a las personas jóvenes les haría pensar con intensidad. Estaba contenta de ver que darles opciones y libertad hacía que ellos comenzaran a hacer sus propias conexiones. Paré de tratar de enchufarles más información y comencé a regresarles sus propias preguntas. Cuando alguien me preguntaba si eso que estaban leyendo había pasado en otras partes, les pasaba otro libro o los dirigía a un sitio web, sin decirles nada más. Las preguntas llevaron a otras preguntas, lo que llevó a investigación, que llevo a más preguntas y más lectura y más aprendizaje».
 proyecto de memoriales 1proyecto de memoriales
Eventualmente la profesora los instó a crear sus propios monumentos memoriales. Pequeñas maquetas que ilustráran un momento, un hecho o una idea. Así aparecieron distintas propuestas que representaban todo tipo de temáticas de discriminación y reflexión social, un trato artístico y simbólico del tema y finalmente la materialización y conexión con los temas a un nivel mucho más profundo.
La historia terminaba con una selección de una o dos de las maquetas para la realización en tamaño natural del proyecto. La profesora y más importante, los alumnos estaban profundamente tocados por la travesía de entender y querer honrar. La realización había surgido desde adentro.
 No le puedo enseñarnada a nadie.Solo puedo hacerlospensar.-Socrates
Esto es lo que hacen las preguntas.
Trasladan la pelota al otro lado de la cancha. Incitan el movimiento. Ponen luz sobre algo que no necesariamente estaba siendo visto, e incluso sentido.

Las preguntas y la claridad

Cuando nos preguntan directamente sobre un tema que no hemos sido capaces de ver o del cual nos hemos olvidado, de pronto se produce una claridad. Las preguntas dirigen de manera enfocada nuestra atención hacia un cierto punto y si son hechas de la manera adecuada pueden efectivamente develarnos la verdad. Pero tienen que ser las correctas. Tienen que tener la capacidad de apuntar hacia donde realmente vamos. He ahí que sea todo un arte aprender a como hacer preguntas que nos revelen la verdad.
Eso es lo que hace a un buen entrevistador.
Hay una película que ilustra muy bien este punto.
Se trata de El desafío: Foster contra Nixon.
Para aquel que le guste observar el curioso moverse del destino, el absurdo y misterioso modo en que las cosas se revelan y a manos de quién, les recomiendo esta película. En ella, se observa a un periodista de espectáculos queriendo desenmascarar al escurridizo de Nixon. Un poético clásico: El bufón que desenmascara al rey embustero.
Y ¿cómo? sabiendo, en el momento adecuado que es lo que debe preguntar.
Eso, como cada cosa significativa, requiere presencia. Estar presente, estar atento, estar consciente.
Entre las prácticas budistas existe una que se conoce como meditación contemplativa. No se enseña de inmediato, requiere de un práctica anterior que te permita poder sostener la atención en el tiempo y consta de lo siguiente:
Se te entrega una frase. Y esta frase debes sostenerla en la conciencia. Cada vez que la frase se vaya, simplemente la vuelves a instalar.
Digo simplemente porque la acción es simple, pero en sí no es sencilla.
De esta práctica se deriva la sabiduría de todo en todo. Porque cuando sostenemos nuestra mirada sobre algo durante el tiempo suficiente, sin distraernos, sin ausentarnos, entonces la cosa empieza a vaciarse.
Me acuerdo de ese juego que teníamos cuando niños. Repetíamos una palabra y de pronto, llegaba un momento en que perdía la conexión con su significado, se producía un extrañamiento y la palabra, quedaba por unos instante como vacía.
La pregunta es como la puntería y nuestra atención es la flecha.
Con esa capacidad puedes traer, esa experiencia de realizar, de darte cuenta.

Los sueños

Existen tres maneras generales de reaccionar a la presión y al estrés.
Una es reaccionar con actividad obsesiva hasta que el problema se resuelve.
Otra es reaccionar con molestia, ira o irritabilidad hasta que el problema se resuelve.
La tercera es reaccionar con evasión, distrayéndose, ausentándose.
Yo pertenezco al último grupo. Cada vez que las cosas se ponen color de hormiga, mi tendencia es a irme tan adentro que pierdo la sensación de conexión, me pongo distraída, se me olvidan las cosas, llego tarde, etc.
Los sueños siempre fueron una manera de irme lejos, de ausentarme, pero como en cada caso y en todos, los sueños son una manifestación de una intención de la voluntad. Por más lejos que los pongamos de nuestra realidad, ellos representan un ancla de lo que íntimamente proyectamos para nuestra vida.
Si unimos las preguntas con los sueños, cosas curiosas suceden.
Y si unimos la conciencia, las preguntas y los sueños, cosas aún más curiosas suceden.
Y todas estas cosas que suceden están asociadas con la capacidad de revelarnos una ruta hacia el ser, como la contemplación. Los deseos son espejos de un anhelo más profundo de reconocer, hasta lo más sutil de los sutil, la verdadera naturaleza de lo que somos. Y si ese proceso se realiza con verdad, te llevan si o si al quiebre con el mundo de los espejos.
Por que sí: los deseos son como migas en un camino que no existe.
Nada te falta. Nada te sobra.
Pero esa verdad debe ser percibida más allá de las imágenes.
Hasta entonces están las migas de pan y la sabiduría que emana de despejar las ilusiones.
Por eso hoy, quiero entregarte esta guía. Es parte de la Ruta de lo sueños.
Si en algo te interesa esto,
la acción de este artículo tiene que ver con responder la lista de preguntas que vienen en la guía. Después de ellas, vendrán unos tres o cuantro correos que son antesala del curso.
Sí, hay un curso al final. Podrás participar o no, pero hasta llegar a él, aprovecha estos recursos porque en ellos va esta intención de preguntar para aclarar y así aprender realizando sueños.
Una pregunta para que respondas en los comentarios: ¿Tienes alguna experiencia con una pregunta que te haya cambiado la percepción de las cosas? ¿Cuál fue?
**Referencia:
Artículo en inglés mencionado: http://www.bie.org/blog/literature_deep_inquiry_makerspace_memorial_projects_for_the_holocaust_othe

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