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Supongo que mucha gente ha analizado como en los Simpson se parte con un tema y se termina con uno nada que ver. Como si los creadores se hubieran perdido en el camino, o mejor aún se hubieran dado el permiso de alejarse completamente de la dirección inicial.

Esto es un ejemplo perfecto de como funciona la llamada mente divergente, es decir aquella que empieza con una idea y de pronto se pierde a si misma en las ideas infinitas que surgen en el intertanto. Esto, creativamente, es fantástico, pero es muy complicado cuando se esta tratando de hablar de algo y enseñarlo. Si te pierdes en las ideas, puedes perder a los oyentes muy fácilmente. Aunque tú, al final del discurso puedas unir el punto inicial con el punto final, muchas veces los oyentes se han perdido en el camino y el objetivo de tu estar hablando, también.

Para mi esto ha sido un temazo. Cuando estoy contando una historia, cuando estoy haciendo ficción no hay problema, la historia cobra vida con mucha facilidad, pero cuando he tratado de enseñar, escribir ensayos, trabajos o ideas acotadas, teorías, etc, incluso aquí en el blog, muchas veces he caído presa de la velocidad de mi mente y se ha perdido la idea que quería transmitir.

 

Si trasladamos este problema a otros ámbitos de la vida, sucede lo mismo. Un caso típico, es cuando has tomado un trabajo por ejemplo que pretendías te llevara  a tal destino y terminas, años después preguntandote como acabaste ahí (especialmente cuando el destino al que llegaste no tenía nada que ver con lo que realmente querías hacer). Un poco la idea de «me comió la máquina».

Cuando ves que han pasado muchos años y que donde estas, lo que estas haciendo, lo que estas viviendo no tiene sentido para ti.

A mí, en corta escala, me ha pasado muchas veces. Justamente porque mi mente se acelera montones y antes de que me de cuenta, de estar investigando posturas de yoga, termino obsesionada con temas que realmente no me conmueven.

Tratando de resolver éste y otros problemas, me encontré con un conferencista llamado Donald Miller, quien se hizo más o menos conocido por algunas libros, especialmente Un largo camino de mil años.

Miller encontró una manera de rescatar el trabajo de la narrativa, de la historia, del relato, con el del sentido. Tiene tres herramientas a las que les saca mucho partido y que hacen mucho sentido. El que me interesa hoy es el que habla de la aplicación de sentido al comprender esa  idea tan ocupada, pero tan perdida de que escribimos nuestra propia historia. Utilizando los pilares de la construcción dramática -para esto y como anecdota cita bastante a Robert Mckeen, especialista en guiones quien inspiró el personaje de profesor de Guión de Nicolas Cage en el Adaptation. El Ladrón De Orquídeas-, nos invita a pensar en cómo diseñamos la vida que tenemos y qué tipo de historia es.

Poniendo el ejemplo de las resoluciones de año nuevo, cada vez que comienzas un nuevo periodo, te preguntas como será y que cosas te gustaría desarrollar, lograr, descubrir, aprender.

Dependiendo de cual sea tu objetivo, estableces el tipo de historia que te espera.

Miller plantea que ese objetivo sería como el eslogan de la película. Digamos: Juanita «quería un BMW».

Tu año, tu historia es tu deseo de «tener un auto».

Como alternativa: Juanita » la mujer que cruza el desierto para demostrar la necesidad de miles».

Juanita vive en Atacama. Necesita un auto, para solucionar «su» problema. O Juanita sufre junto a miles la falta de movilización y hace un acto que cambia el acceso para miles.

Miller lo pone así, bien dramático. Pero sirve.

Si te haces la pregunta de la historia que querrás para tu próximo año, tiene que estar la cuestión del sentido, del impacto, de la importancia, de la inspiración.

Personalmente no quiero que mi año sea sobre ganar más plata, tener más alumnos, viajar como una automata.

Quiero que se me corte la respiración de pensar en mis planes. Que me den ganas de llorar o que sepa, que en el transcurso de mi proyecto y deseo, voy a sentir conmoción por los intentos, por lo que sucederá. Igual como cuando veo la cartelera y algo me llama porque sé, me mostrará una historia que valga la pena ver, vivir o sentir.

Haz el ejercicio, pregúntate de que clase de historia se tratará tu proximo año o incluso tu vida.

Basado en las estructuras del guión:

#1 Quién es realmente el personaje central de tu película.

#2 Cual es su motivo, su deseo, su aspiración ¿Qué es lo que anda buscando?

#3 Cual es su conflicto, la dificultad que ha de encontrar (esto es lo que te hace crecer, la magna tarea detrás de la transformación).

Si lo haces bien, con honestidad, este ejercicio es muy poderoso.

Pregúntate honestamente que sentido le estas dado a la historia de tu vida, y si no te gusta, por favor, cámbiala!

 

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