Imagina que tienes el poder de decidir como es tu realidad. Que realmente eres el creador de tu universo y que todo lo que te sucede no es más que un reflejo de tu conciencia y tu inconciencia, de todas aquellas creencias limitantes o potenciadoras que están presentes abiertamente y a escondidas configurando tu realidad.
La fuerza de las creencias se fundamenta en que son las responsables del paquete de reglas que constituye nuestra realidad. Por ejemplo, cuando tu creencia es por ejemplo que «la vida es dura» -una creencia muy común-, esa información se encuentra a la base de muchas experiencias de nuestra vida que reafirman dicha creencia. Qué pasaría si en vez de dicha creencia hubiera otra que fuera por ejemplo «la vida es suave y dulce» o «la vida es fácil», «la vida es sencilla». Puedes observar de inmediato cuál es tu reacción a estas simples alternativas. Cuán fuerte es tu apego a la idea de la dificultad de la vida.
No es que queramos con esto negar el que para muchas personas la existencia es realmente dura, y llena de todo tipo de problemas. El tema es más bien identificar que parte tenemos en la perpetuación de un mundo donde ciertas situaciones terribles son parte del día a día y cuán intensamente arraigadas se mantienen en nosotros aquellas energías, y programaciones, ayudando a que eso nunca cambie.
Lo más complejo es que muchas creencias se hayan enterradas tan profundo en nuestro inconsciente que muchas veces no nos damos cuenta de que están allí configurando a su gusto nuestra realidad cotidiana. Parafraseando a Jung «Hasta que no te familiarices con tu inconsciente, seguirás llamando a los acontecimientos de tu vida: destino».
Resulta crucial deshacernos de todas aquellas creencias que limitan nuestro desarrollo y nuestra felicidad. Para hacerlo hoy existen varias técnicas que te permiten acceder, eliminar transformar estos cúmulos de información determinista (TRE, Matrix 2 puntos, meditación, observación, etc.).
