Subí a ese punto de la montaña donde el silencio es un sonido estridente. Estoy sonriendo a las estrellas. Ellas brillan dentro de mi. Me pongo pequeña porque recobro una inocencia largo tiempo perdida. Gracias por la posibilidad de estar ahí.
Los siete monjes de Plum Village dejaron nuestro país.
Su huella, después de participar del retiro intenso en el hermoso centro de Punto zero, en tiempos coordinados, hace que todo tenga un significado porque es simple y sencillo.
Escuchar
Lo intensamente impactante del respeto y la generosidad. Como un gesto de plenitud cambia tu sensación de todo en dos días. Esto porque se te enseña a esperar y escuchar. No correr para hablar ni dar consejos fue un descanso impresionante. Respira.
Solo basta con masticar
Una de las experiencias más fuertes fueron las comidas en plena conciencia. Morder, triturar y tragar, se convirtió sin exagerar en una experiencia de trascendencia. Después de un día sentía que tragaba trocitos de universo. Respira.
Cantar como una niña
Canciones de cuna y totalmente infantiles, activan esa inocencia absoluta en nosotros. La emoción genuina que viene del juego, la simpleza y la verdad. Respira.
Felicidad de ser gentil… conmigo
Cuantos levantaron la mano para decir «Yo te apaño» a un amig@. Cuantos levantaron la mano para decir «yo te apaño» a si mismos. Practicar la amorosidad sincera conmigo, me emociona hasta las lágrimas: la autocontención y la ternura con uno mismo es esencia de la felicidad.
Caminar, correr, hacer chi-kung
Me cuesta coordinar. Me río con el sol. Y corro interrumpiendo a la pequeña monja que quiere hacer taichi. Me canso. Y antes, camino meditando, con un grupo de gente que murmura a través de los pies, acariciando la tierra. En plena conciencia, todo es una caricia. Respira.
Para terminar, la Campana
Porque la conciencia sigue al que llama al sonido, pequeño palito alegrador. Todo comienza en el sonido, todo termina en el sonido, todo ES en el sonido. Respira